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Sala de textiles
La colección de textiles del museo, es una de las más
ricas de México. Cabe recordar que la fragilidad de este
material ha hecho que pocas colecciones del país cuenten
con acervos significativos del género. No obstante, Franz
Mayer tuvo el cuidado de dedicarse a la recolección de esta
seductora y policroma producción textil.
El coleccionista alemán comenzó por reunir rebozos
mexicanos, pero pronto su afición se extendió hasta
incluir un considerable número de sarapes de Saltillo, tapetes
persas, tapices flamencos, mantones de Manila, vestidos civiles
y prendas litúrgicas. Es preciso recordar el interés
primordial de Mayer por congregar objetos que formaron parte de
la vida cotidiana de nuestro país, aunque estos procedieran
de distintos lugares del mundo.
El arte de trabajar los textiles tuvo gran demanda durante el Virreinato.
Desde antes, los nativos americanos se distinguieron por su habilidad
tanto en el tejido como en el bordado. Pero, después de la
conquista de México, esa producción se vió
enriquecida por los adelantos técnicos introducidos por los
españoles, principalmente por el telar de pie, que por costumbre
indígena solo era manejado por los varones. Las mujeres continuaron
usando el telar de cintura, de origen prehispánico, el cual
ha subsistido hasta nuestros días.
Por su parte, la práctica del bordado y del diseño
a la usanza española fue impartida a los indígenas
en la escuela de San José de los Naturales, fundada por Fray
Pedro de Gante durante la primera mitad del siglo XVI. De esta noble
institución surgieron los más destacados artífices
de la indumentaria textil. No obstante, las señoras de la
nobleza novohispana y las monjas emergieron como un grupo independiente
de bordadoras. La Colonia vio cómo sus telas eran revestidas
de colores e hilos de oro y plata concibiendo pasajes bíblicos,
escenas costumbristas y paisajes al estilo oriental.
El Oriente también se hace presente en esta sala a través
de sus tapetes. Aunque muchos de ellos fueron elaborados en Europa
y, posteriormente en las colonias novohispanas, éstos han
sido expresión de los pueblos orientales desde hace más
de 2500 años y sus motivos ornamentales han subsistido por
siglos. Las tapicerías, descendientes directas de los tapetes,
fueron muy usuales en los palacios europeos y, por lo tanto, en
sus similares del virreinato mexicano; imponentes escenas tejidas
engalanaban las paredes de aquellos palacetes, proporcionando calor
al hogar y placer a la vista.
Una vez más, es importante resaltar el valor de esta colección
casi única en México tanto por la rareza de algunos
de sus ejemplares, como por sus dimensiones. El Museo Franz Mayer
se ha preocupado por incrementar y completar esta producción
que también corresponde a uno de los gremios más relevantes
de la Nueva España. Esta sala en particular se inauguró
en 1996, conmemorando el décimo aniversario del Museo.
Plano
del Museo
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